lunes, 20 de septiembre de 2010

EL PERDON DEL PECADO


Pecado es aquel poder misterioso primordial que se opone por naturaleza a Dios y a su buena voluntad para con el hombre, así como también todo el conjunto de manifestaciones y consecuencias trágicas del mismo.
Todos los hombres somos pecadores desde el nacimiento.
Cargamos con el pecado de nuestros padres y con el transcurso de la vida ofendemos al señor y contristamos al espíritu santo con nuestros pensamientos palabras y hechos. Dios, en su amor y en su gracia, ha redimido la culpa y ha puesto el medio para que el hombre reciba el perdón.
El perdón viene a ser, entonces, la fuerza poderosa que remueve el obstáculo espiritual y hace posible que la criatura humana se reconcilie y restablezca su amistad con Dios.
La idea básica del perdón, cuando se usa en relación con el pecado, es la de cancelar una deuda; quitar la barrera y efectuar la • Reconciliación; erradicar el pecado.
Sin el perdón, que solo Dios puede conceder, el hombre está irremisiblemente condenado a la perdición eterna. Por eso, el mensaje del perdón es una maravillosa esperanza de vida.
“yo pues, preso, en el señor os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5un Señor, una fe, un bautismo, 6un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.”(efesios 4:1,6)
En éxodo 20:1,17 encuentras los diez mandamientos de la ley de Dios, pero estas leyes que fueron dadas a moisés no se hicieron para que las recordemos simplemente sino para que las obedezcamos y las enseñemos a nuestros hijos y ellos a sus hijos y así de generación en generación.
Los 10 mandamientos como base de unos buenos principios son el objeto primordial de una vida en santidad agradable a los ojos de DIOS. Cada uno de ellos desprende más mandamientos que en ocasiones desconocemos y sin embargo creemos que no pecamos.
Tal vez tu digas yo no he matado, no he robado, no he adulterado, etc. A los ojos de Dios todos los pecados son iguales no hay diferencia entre lo uno y lo otro pecaste y hay que remediarlo pidiendo perdón. Tal vez pienses que nunca has matado pero ¿has pensado tu que hay varias formas de matar?
Cuando corriges a tu hijo y le dices eres un inútil, estas matando su habilidad. Cuando le dices a tu pareja ya no te quiero, estas matando su amor hacia ti.
Cuando gritas a tus padres estas matando su ilusión.
Cuando hablas groserías estas matando tu gracia. Hay varias formas de matar por que detrás de eso viene la tristeza, la desolación, el llanto, y todo eso que aparentemente es inofensivo te lleva a tener pensamientos contrarios a lo que Dios ha dispuesto para ti. De la misma forma ocurre con todos los pecados que se cometen. Por eso mi señor recalca siempre el tener presente el onceavo mandamiento conjugar el verbo amor en toda su expresión.
Dios nos perdona en la medida que nos arrepintamos de corazón, y ese arrepentimiento debe ser profundo con la convicción de que jamás se volverá a cometer porque el perdón de Dios incluye el no acordarse más del pecado (Jer 31.34), y el sepultarlo «en lo profundo del mar» (Miq 7.19).

Pide perdón a tiempo y confiesa cada uno de tus pecados delante de DIOS, sin que se quede uno sin nombrar. “Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues ignoramos sus maquinaciones”.(2 de corintios 1:11)
Así pues queridos hermanos cuando confesamos nuestros pecados ante Dios, tenemos libertad para entrar en el lugar santísimo por la sangre de Jesucristo. Acerquémonos con corazón sincero, purificados los corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura. (Hebreos 10:19,22).
“ todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar porque es nacido de Dios”(1 de Juan 3:9)
“Y en esto sabemos que el permanece en nosotros, por el espíritu que nos ha dado”
(1 de Juan 3:24)
Reconcíliate con el señor para que tus caminos sean derechos.
DIOS TE BENDIGA.

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